RETRATO DE BESOS

Nunca el labio había sabido tan partido. El labio ha de saberse acompañado. El de arriba el cielo. El de abajo el infierno. Y el sentido encontrado en sus comisuras. Recorrerlas. En el delirio de un aroma exhacerbado. Intenso, prieto, arrimado. Torno el groso que exhuma rebentando desde la esquina se vuelve tira para engancharse en el estómago removiendo en las tripas. Y besas. Y beso como un remolino atolondrado de tus pieles y las mías en un macrocosmos de células arremetidas en el suspiro de verse como extrañas...cae el labio y se enciende la vena resentida y se aparta la vida y se ilumina el acto y el beso se abruma juntando restos sensaciones de lo que se rompe...¿esto es nuevo? Y la lengua huye despavorida en ti en mi como queriendo arrancar como si nunca el dolor hubiera esculpido argollas en los cielos de nuestros bocas. Besos. Labios. Han de saberse acompañados. El beso dolorido y el beso apasionado. El beso dañino y hasta el beso cansado. El beso escondido y el beso acelerado...